Buenos Aires, Ciudad Subterranea

La ciudad subterránea: revela los secretos del pasado
Las características del terreno de la ciudad de Buenos Aires lo convierten en un suelo muy bueno para ser excavado, tanto en forma manual, como mecánica, porque permite trabajar regularmente consolidando cortes del terreno a manera de paredes de 90º sin utilizar explosivos. La profundidad del limo y la arcilla conforman sedimentos que tienen diferentes características. Los más superficiales donde se excavaron los túneles de la ciudad de Buenos Aires, tienen una coloración marrón y presentan nódulos conocidos con la palabra tosca. En el siglo XVII, Buenos Aires recibe nuevos pobladores, entre quienes se cuentan arquitectos jesuitas europeos como el padre Kraus, el padre Wolf y el padre Blanqui. A pocos metros de la Plaza de Mayo, instalaron su sede para gobernación del Río de la Plata con diversas construcciones que, iniciadas hacia 1661, se fueron completando a lo largo del tiempo. Tenían una huerta, un corralón, claustros, colegio y una iglesia, que actualmente es la más antigua de Buenos Aires, la Iglesia de San Ignacio.


Maqueta del Fuerte de Buenos Aires y la Plaza de la Victoria.

  • Con su experiencia cultural materializaron un sistema de defensa típico de las ciudades de llanura: consistía en la construcción de una red de puntos elevados, como las torres de las iglesias, para poder visualizar los movimientos de los extraños o posibles enemigos. Utilizaron entonces recursos defensivos de bajo costo, ya que el mismo terreno les daba la posibilidad de excavar, y la mano de obra fueron los esclavos y, sobre todo, los aborígenes.

Plano con los edificios de la Manzana sobre el que el Arq. Greslebin superpuso, en 1918, los recorridos de los túneles relevados por el Ing. L. Topelberg en 1915.

  • Los jesuitas que se asentaron en toda la región, fueron expulsados del Río de la Plata en 1767, por orden del rey Carlos III. Con ellos se llevaron muchos misterios hasta hoy desconocidos, ya que las obras se interrumpieron y con el paso de los años los túneles pasaron a formar parte de la mitología urbana.
  • Así es como, a medida que se desarrollan las obras de sanidad a fines del 1800 y comienzos del 1900, se encuentran innumerables laberintos, muchos de los cuales fueron cegados o tapiados.
Los túneles de la Manzana de las Luces, para quien quiera verlos, están iluminados y con aire. Y más allá de donde termina la posibilidad de recorrerlos, siguen serpenteando hacia muchos otros lugares, aunque no hayan podido ser rescatados en su totalidad.


  • La Manzana de las Luces, el Cabildo, y numerosas iglesias de la ciudad, tenían por debajo una intrincada red de túneles. Hay de diferentes tamaños, y su utilidad aún no ha podido ser comprobada.
  • Los del Cabildo son muy angostos. Tienen 0,50 m. de ancho y 1,25 m. de alto, de manera que la gente solo podía recorrerlos agachada.
  • En cambio, los túneles de las Manzanas de las Luces parecen haber sido construidos en dos momentos distintos, uno que muestra un trazado irregular para sortear los cimientos y el otro recto con un altura, en algunos sectores que alcanzan los 2 metros y un diámetro promedio de 1,60 m.

Túneles del Hospital Moyano y del Instituto Pasteur

  • Entre los misterios de la ciudad de Buenos Aires, pueden encontrarse numerosas construcciones que quedaron bajo tierra, como la Aduana Taylor, que fuera construida junto al viejo fuerte, donde hoy está la casa de gobierno, y cuyo monumental edificio, con un muelle que se internaba 300 metros en el río, fue sepultado con las obras del Puerto Madero.
  • El proyecto del puerto de Madero avanzó sobre la aduana de Taylor, que fue demolida en 1894. El Patio de Maniobras, las Galerías, y la Planta Baja del sector semicircular, quedaron enterradas. En 1942, excavando por otros fines, se encontraron estos sectores de la aduana,
junto a los “Almacenes Subterráneos de la Real Hacienda” que formaban parte del antiguo fuerte, donde hoy se levanta la Casa Rosada


  • Y hay más: los viejos desagües recubiertos con ladrillos y con arcos de medio punto, cegados a fines del 1800, están siendo recuperados en algunos casos por particulares, como es el caso del Zanjón de Granados, en Defensa 755, cuyo dueño, Jorge Eckstein, ha transcurrido 17 años excavando, retirando 139 camiones con al menos 15 toneladas de basura arqueológica cada uno.

Cuando se descubrió el Zanjón de Granados, por donde corría el Tercero del Sur, estaba cubierto con escombros.

  • Había restos de botellas de cerveza o ginebra antiquísimas, fragmentos de porcelana, loza inglesa, alemana, pedacitos de armas blancas, trozos de azulejos franceses…
  • verdaderos retazos de historia urbana.

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